Cruceros en Emiratos y Omán

Oman conserva aún su patrimonio natural. En la imagen las espectaculares islas Daymanyiat. Foto de Renaud Anoto
Oman conserva aún su patrimonio natural. En la imagen las espectaculares islas Daymanyiat. Foto de Renaud Anoto

El Golfo Pérsico y el Mar de Arabia eran terreno de aventuras y singladuras de Simbad el marino. Fueron también una zona extremadamente importante para el comercio durante la Edad Media y Moderna, cuando los mercaderes árabes e hindúes comerciaban con las especias, los metales preciosos, los tejidos y los esclavos. Portugueses, holandeses e ingleses se acercaron a estas tierras, que más tarde han visto surcar a los grandes superpetroleros cargados del oro negro tan importante para nuestras economías. De lugar de transito, y desgraciadamente de conflicto, estos mares comienzan a ver surcar también a cruceros.

El giro turístico de las monarquías del Golfo.

Arabia Saudí e Irán son aún dos grandes exportadores de petróleo, pero las pequeñas monarquías petroleras del Golfo Pérsico han visto disminuir sus producción por lo que desde hace años inician una reconversión económica donde el turismo es un elemento clave. Primero Omán, el país que menos petróleo poseía del golfo, después los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrein han iniciado un movimiento estratégico para hacer de sus países destinos turísticos de primer orden.

El boom inmobiliario que se ha producido en los emiratos de Dubai y Abu Dhabi es colosal. Islas artificiales, como Palm Island, o el proyecto -detenido por el momento- de un archipiélago que recuerda a un planisferio, destinado a los ricos del mundo; rascacielos inmensos que baten record tras record (el Burj Khalifa, de Adrian Smith es el edificio más alto del mundo, por el momento, con 828 metros, que ya es decir); circuitos de formula 1, el Mundial de Futbol en 2018 en el pequeño Qatar; o pistas de esquí en inmensos centros comerciales en pleno desierto; son sólo algunas muestras de la nueva política económica, basada en el turismo y el deporte.

Cruceros por los Emiratos y Omán.

Las compañías de cruceros han destinado algunos de sus buques a estas nuevas y exóticas rutas. Los cruceros salen normalmente de diciembre a marzo, cuando el clima no es demasiado caluroso y en Europa y Estados Unidos el invierno cubre de nieve Nueva York, París o Moscú. En verano las temperaturas son demasiado altas para visitar Omán y los Emiratos. La mayoría de los cruceros parten de Dubái y Abu Dhabi en EAU o Mascate en Omán. La duración suele ser de entre 7 y 9 días para recorrer tranquilamente las costas de los Emiratos y Omán y haber atravesado el estrecho de Ormuz.

Un mundo de lujo y tradición.

El desierto, sin duda el principal atractivo de Arabia. Foto de Mister Schnegge.
El desierto, sin duda el principal atractivo de Arabia. Foto de Mister Schnegge.

Los Emiratos Árabes Unidos son el ejemplo perfecto de modernidad exacerbada y tradicionalismo. Como en el Caso de Qatar o Bahrein, la más moderna tecnología se mezcla con estructuras tribales, y una gran importancia de la familia y la religión. Grandes rascacielos, nuevas ciudades salidas de la nada, instalaciones deportivas y comerciales de tamaño increíble se dan la mano con los desiertos vírgenes y unas costas bellísimas.

En Mascate, podemos visitar los antiguos monumentos portugueses, a quienes perteneció la ciudad en el siglo XVI y XVII, por ejemplo ciertas torres de vigilancia. Hay que destacar la Gran Mezquita, el palacio Al Alam y el museo Bait Al Zubair. Otras posibilidades son adentrarse en el desierto de Wahiba e 4×4.

Los cruceros en su singladura suelen encontrarse con delfines que siguen a los barcos locales, los dhow de madera.

La otra escala de Omán es en el enclave de Khasab en el punto más estrecho y estratégico de Ormuz. Un destino que les recomendamos, aunque no entre en la mayoría de los cruceros es la visita de las islas Daymanyiat.

En los Emiratos se visita Dubai y Abu Dhabi. Abu Dhabi es la capital. Lo primero que nos sorprende es la cantidad de rascacielos y la impresión de que alguien ha posad la ciudad en mitad de la nada. El frenesí constructor no para y las autopistas y grandes avenidas recorren la inmensidad uniendo zonas que aún deben ocuparse. Un nuevo museo Guggenheim está planificado, lo que hará la competencia a su equivalente español de Bilbao. El modernísimo circuito de F1, una sucursal del Louvre y un parque temático Ferrari completan los edificios contemporáneos. Otro punto de referencia es la mezquita de Sheik Zayed, terminada en 2008. Muy cerca se encuentran los pozos petrolíferos que hicieron de los Emiratos la potencia actual. De la producción de crudo se está pasando a la venta de servicios culturales y turísticos.

La isla Palmera, un proyecto digno de los faraones. Hoteles, resorts, campos de golf, grandes almacenes... Foto de Alf Gillman.
La isla Palmera, un proyecto digno de los faraones. Hoteles, resorts, campos de golf, grandes almacenes… Foto de Alf Gillman.

En Dubai otra vez los rascacielos con la Torre Burj Khalifa, desde donde se contemplan la miríada de islas artificiales que se han construido frente a la ciudad. Otro proyecto similar es el de Palm Island, y sus inmensos complejos turísticos y el gran campo de Golf, ¡en el desierto!

La visita al centro comercial con pistas de esquí es otra de las actividades típicas en Dubai. Prepare su cartera…

En resumidas cuentas, un destino diferente, a conocer y a descubrir. Si desea escapar de las sendad ya muy manidas, puede quedarse unos días en Omán y descubir parajes desconocidos por la mayoría de los turistas como las islas Daymanyiat. Omán busca un equilibrio entre los cambios y la protección del medio ambiente y del desierto a diferencia de los E.A.U. Los Emiratos, en cambio han apostado por un turismo postmoderno y espectacular que hace las delicias de norteamericanos y chinos.

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