Cruceros en Alaska y Cánada

Un crucero en el glaciar de Hubberd, en Alaska. Foto de Martin Prunty.
Un crucero en el glaciar de Hubberd, en Alaska. Foto de Martin Prunty.

El Gran Norte, así se denominan a los territorios polares de Canadá y Estados Unidos, la gran península de Alaska, los confines de Siberia en la no menos inmensa península de Kamchatka. Un Gran Norte que se modifica y cambia a pasos agigantados a causa de las modificaciones del clima. El aumento de las temperaturas y la progresiva retirada de los hielos esta revitalizando las rutas marítimas que comunican Noruega con el estrecho de Bering, y Alaska, por el Paso de Noroeste con la costa Este de los Estados Unidos y Europa. Las consecuencias de estos descomunales cambios no se pueden imaginar, pero ya los magnates y las grandes empresas piensan en nuevas rutas comerciales, en la explotación de yacimientos mineros y ¡en el turismo!

Es cierto que la belleza de estos parajes es incomparable y que aún, por ahora, se encuentran relativamente libres de contaminación y masificación. No sabemos en que medida el propio turismo, el mismo que les vamos a mostrar aquí es, será responsable del empeoramiento o del mantenimiento de una región que deberíamos preservar con cuidado.

Alaska y el noroeste de Canadá son regiones de reciente poblamiento y modificación humana. Hasta el siglo XIX sólo los primeros pobladores de América las habitaban. Paso obligado para la colonización desde Asía por Beringia, el extremo norte de América sólo fue reclamado por los grandes países desde mediados del XVIII a partir de las expediciones del navegante danés, que trabajaba al servicio del Imperio ruso, Vitus Bering. España que controlaba débilmente California y el actual Oregón, envió varias expediciones como las de Malaespina que dejaron algún que otro topónimo. Los británicos también procuraron asentarse desde sus posesiones canadienses. Finalmente serán los Norteamericanos y británicos los que ocupen la fachada oeste del continente, dominando a las tribus indias, comprando Alaska a los rusos en 1867 y expulsando a los españoles.

La carrera o fiebre del oro de Klondike, en 1890 supondrá una ola de emigración masiva pero de corta duración hacia estos territorios y la fundación o desarrollo de los principales emplazamientos Juneau, Norme y Fairbanks.
Hoy en una naturaleza tan enorme como exuberante, el desarrollo sostenible se intenta conjugar con un carácter rudo provocado por una climatología extrema y un aislamiento considerable. Esa inmensidad, esa rugosidad es la que se puede apreciar desde los cruceros que comienzan a desarrollarse en Alaska y la Columbia Británica.

Puertos de embarque.

La animada ciudad de Vancouver merece ser conocida. Foto de ecstaticist.
La animada ciudad de Vancouver merece ser conocida. Foto de ecstaticist.

El paisaje es espectacular, dominado por los bosques de coníferas, los miles de islas, fiordos, canales, bahías y todo salpicado de icebergs, de la inmensidad de las Rocosas. Para disfrutarlo es necesario llegar a los puertos de salida de los cruceros. Estos son Vancouver (Canadá) y Seattle, desde donde se puede navegar por el Mar Interior, haciendo escala en Ketchikan, Juneau, Skagway, Icy Strait Point, todas en Alaska. Entre los parajes que no se pueden olvidas está el Glaciar Hubberd y llegada al puerto de Seward, al sur de Anchorange la ciudad más importante de Alaska.

Hay salidas también desde San Francisco en Estados Unidos, lo que permite conocer California.

Naturaleza y fauna.

Las ballenas, los cachalotes, focas y demás mamíferos marinos pueblan estás aguas, finalmente no tan frías como pudiera parecer. La corriente de Alaska cumple la misma función que la del Golfo en Europa y permite que Alaska y la Columbia británica tengan, como Noruega un clima mucho más benigno que Siberia o Terranova y el Labrador.

Entre las visitas complementarias también está acercarse al Monte McKinley que con casi 6.200 es el más alto de los EE.UU. El monte se encuentra en el Parque Natural de Denali, al que se llega por una pintoresca línea de tren. Otras opciones son continuar hasta Fairbanks, por ejemplo.

Estas rutas se amplían progresivamente por lo que nuevas opciones son posibles. Compruebe, eso sí, que las conexiones aéreas están incluidas en el precio final. Y recuerde, exija cruceros que respeten la naturaleza, utilice su poder como consumidor para exigir un desarrollo sostenible que permita a las generaciones futuras disfrutar de la incomparable naturaleza, de la fauna marina y de los mares de Alaska y el noroeste canadiense.
Buen viaje.

No todas las empresas de cruceros ofrecen cruceros por Alaska, por lo que les recomendamos usar este buscador:

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